6 de octubre de 2010

Viaje a La India

País espiritual, país del hinduísmo, país único, país “que marca”, país colorido, país de miserias. Se dicen muchas cosas, y en cualquier caso por lo visto en este viaje afirmamos que se trata de un país único en el mundo por su idiosincrasia cultural y la convivencia que tienen con los animales en general y con la vaca en particular. Resumiendo, nuestro viaje ha sido de 15 días en plan mochilero, viajando 5 noches en tren litera (bastante confortables, herencia de los británicos con sus años a cuestas, pero bien); tras aterrizar en Delhi fuimos al Rajastán, que nos ha gustado mucho, a Agra y Varanasi (que manteniendo el atractivo del viaje nos han parecido agobiantes); y a Goa, como era de prever, supuso un final de viaje ideal para relajarse en la costa.

(En 2008 Tyo también estuve en Bombay, que me gustó mucho. -link a la descripción)

(Más FOTOS en el link de la derecha)

Por comentar algunas cosillas: ningún problema de estómago y nos ha gustado la comida india (especialmente el Masala Chaí), es muy barato (comer los 2 por 7-10€), el tráfico es la locura habitual de Asia con las bocinas inundando la atmósfera y aderezada con las vacas plantadas bloqueando o cruzando cualquier carril, la presión al turista es muy grande (quizá en donde más la he sentido), y la cultura-religión… soy muy crítico con ella. El país es un desastre, quien sabe si por causa o como consecuencia de ello (es un chiste que se le considere una potencia como país). No ya por la suciedad y mierda (de todos los animales) que inunda sus calles y ante la que son indiferentes pues ellos mismos te sugieren que tires al suelo la basura, sino por el pasotismo que conlleva la aceptación de la misma. Actúan igual que las vacas, carentes de toda reflexión, porque les ha tocado, porque es su casta, porque es el río santo o porque lo dice el maharajá. En mi opinión, a quien busque espiritualidad le recomendaría mucho antes el norte de Tailandia o Japón, o lo que debe ser Nepal.

En cualquier caso, es un país que por su singularidad merece la pena ser conocido; la gente es muy pesada por un lado pero por otro tienen un impulso irrefrenable de saludar con un “aló” al turista moviendo la mano, ya estén cargando con peso sobre sus cabezas (ellas) o ya estén a 150 metros de distancia debajo de un fuerte; son muy abiertos y los niños pequeños son una monada. Y lo de las vacas hay que verlo; están auténticamente chifladas rumiando camisetas, plásticos, periódicos y cualquier basura de las calles, y vacas y toros enormes de 600-800kg circulan por carreteras, aceras, playas y cualquier otro sitio sin impedimento alguno y con la única solución de sortearlas. Sea como fuere, el viaje es un cúmulo de experiencias, y desde luego nos ha gustado conocer al menos un trozo de La india.

El viaje por etapas:

Nueva Delhi
Es la capital, punto de llegada y de salida. Una de las ciudades asiáticas más caóticas, en la que hay poco de interés y mucho de contaminación. Nos coincidió además con un tiempo monzónico, el día que llegamos hubo un atentado en la parte antigua, y estuvimos a punto de perder el tren. Poco que destacar. 

Jaisalmer
Tras 18 horas en tren litera llegamos a Jaisalmer, ciudad cercana a Pakistán que tiene de atractivos una ciudad fortificada en un promontorio dentro de la que habita gran parte de la población, y pequeños safaris hacia la zona desértica. Nosotros cogimos una de estas excursiones, que por ser época baja resultó ser personalizada; visitamos un par de mausoleos y ciudades en ruinas y montamos a camello por unas dunas para hacer noche al raso. Muy bonita la noche estrellada y la tranquilidad de la zona en contrapunto a Delhi. A la vuelta, visitamos el interior de la ciudad, muy bonita, con edificios y templos muy bien conservados, unas murallas impresionantes y ambiente relajado por no poder transitar vehículos por allá. Además, practicamos unos regateos entretenidos con unos comerciantes simpáticos.



Jodhpur
Se trata de una ciudad de mayor tamaño y en donde el ruido, la presión y el caos se percibe más claro. Aún así, el Guest House en el que nos alojamos con vistas a la impresionante fortaleza/palacio que domina la ciudad desde un alto y el azul de las casas de la parte antigua que se encaraman en su loma nos permitieron disfrutar mucho. La fortaleza impresiona de veras, está muy bien conservada y con un audio-guía que te transporta 300 años atrás.

Udaipur
Es la ciudad del lago, la ciudad de Octopussy (James Bond), con el famoso hotel de lujo emplazado en mitad de las aguas. Una ciudad que parece que apuesta por el turismo responsable y que por ello coloca módulos solares en las azoteas y limpia algo las calles. La gente además parece más tranquila, y el ambiente es relajado y algo señorial, asemejándose a una ciudad balneario con tintes de Mónaco o de Venecia. Como anécdota, me agarré un colocón con un “Special Lassi” que viene a ser una mezcla del batido de yogur que toman allí con un derivado del cáñamo. Ojú cómo me pegó ;).

Agra
La del Taj Mahal, destino ineludible por ello. El edificio y el recinto son muy bonitos, al igual que el fuerte de Agra que también visitamos. Aún así, la impresión que nos quedó fue de agobio por los taxistas, tiendas y gentío. Llegamos tras dormir en tren y nos fuimos pasando otra noche en tren camino de Varanasi.

Varanasi
La ciudad santa de los indios por antonomasia, bañada por el nauseabundo Ganges en donde hay crematorios públicos y en donde los hindúes se dan baños espirituales. ¡Mae mía qué agobio! Tras el agobio habitual al que te someten los taxistas a la llegada, fuimos para el centro sorteando el tráfico si cabe más caótico que en las otras ciudades, y llegamos al borde de la parte antigua por donde debíamos continuar andando, acompañados por el taxista. Entre el calor y la humedad, el taxista que nos ofrecía otras opciones de alojamiento, otro que se nos pegó ofreciéndonos otras alternativas, que hasta el 3er hotel no encontramos lo básico que buscábamos (baño interior, porque ni AC, ni agua caliente ni sábanas), y que las calles eran de metro y medio de ancho en las que había que sortear con la mochila a cuestas vacas, perros, monos, motos, bicis, boñigas, charcos, basuras y cazaturistas… la llegada fue muy cansada. Me causó desilusión porque me resultó lo opuesto a una ciudad armoniosa o espirituosa, ya que la presión al turista es extrema en cuanto te asomas a los principales puntos turísticos. Fuimos en barca al anochecer y al amanecer, observando los rituales y baños que practican como si de una función se tratase y circulando en procesión como los patitos en una barraca de feria. Por lo menos, debido al generoso monzón que recientemente había acabado, el Ganges fluía a rebosar y las aguas estaban algo menos fétidas de lo habitual (es el tramo de río más contaminado del mundo y apenas contiene oxígeno).

North Goa (Arambol)
Playas y relax. Resort hippie de los años 70, fuimos al norte de esta excolonia portuguesa a relajarnos. Y lo logramos. Se ve que está empezando a desarrollarse más de lo que debería, pero siendo temporada baja el ambiente y el paraje era estupendo, con playas desiertas, buen tiempo y sin presión alguna. Las aguas no son cristalinas, pero nos llevamos de recuerdo el viernes en que alquilamos una moto y fuimos a explorar un par de playas que nos habían aconsejado, comiendo en una pequeña choza regentada por una familia local muy maja.

4 comentarios:

Cristina Sánchez Pastor dijo...

Es increíble lo subjetivo que es todo.Rajastan me lo habría saltado, me sentí una moneda, una tarjeta de crédito, utilizada no por los más pobres, sino por los pertenecientes a una clase media, de la que considero innecesaria la avaricia con la que solicitan cualquier atención del turista. Me encantaron ciudades como Chittogargh y Bundi, no citadas en ningún circuito turístico, pero con encanto, aunque simplemente fuera por la ausencia de turistas...

En Agra no sentí agobio,la belleza del Taj Mahal me inundó por completo.

Supongo que los previos, las horas de sueño, las expectativas son las que hacen variar que todo sea de una forma u otra. A mi, Varanasi: me cautivó.El atasco en el centro, para nosotras, fueron unas carcajadas. El viaje en cayuco, una visión increíble de una ciudad llena de color.
Me fui agnóstica y volví atea.Ahora repudió cualquier técnica que signifique control. Su pasividad ante todo considero que está dada por el opio que sus dioses sueltan a cada paso...pero ¿qué sería de la India sin el opio de la religión? Me comentan que así sucede en otros países, sin embargo, dudo que haya ese nivel de pobreza y suciedad en esos otros países donde la religión al fin y al cabo, controla, pero no adormece tanto...no sé si me estoy explicando.
Y si, Delhi..perfectamente podría haberse llamado Mess.
Por cierto, soy Cris. Amiga de Raquel, Isa...una de las chicas que fueron un par de semanas antes que vosotros, y ¿sabes una cosa? Volveré :-) Jejeje

Destinos Asiáticos dijo...

Cada uno siente el viaje de una forma distinta. Nos ha gustado mucho vuestro viaje y nos encantaría compartir más anécdotas con vosotros en nuestro FB, Twitter y Blog.

Álex Garaizar dijo...

Da la impresión al leer el texto de decepción general, pero imagino que será más bien por destacar los 'peros' del viaje.

Al ir por vuestra cuenta y sin rumbo muy fijo, imagino que os habrán agobiado más aún que de costumbre. Sí que se pierde mucho la ilusión de ver algo espiritual y con encanto. Yo me sentí especialmente agobiado en Fatepur Sikri, no sé si pasaríais por allí. Pero bueno, es su cultura, y hay que entenderlo.

Y de la comida no me gustaba el que supiera todo a la especia de turno que le echaban. No conseguía distinguir entre pollo al curry, cordero al curry ni una boñiga de vaca al curry.

En fin, que se os haga leve la vuelta a la rutina ;-)

Tuso dijo...

Je, je, está claro que las percepciones de cada uno son diferentes. De hecho lo son también las de uno mismo en momentos diferentes. Y si algo procuro destacar es que el país y su cultura no dejan indiferentes, lo que es un punto a su favor. Viajar es conocer, y disfrutar, y hemos disfrutado mucho del viaje.

Cris, ojalá me hubiese fascinado tanto como a ti! Pero como insisto, conste que disfrutamos mucho;) . Al decir lo de la presión al turista coincido contigo en tu primera apreciación. Solo que donde más acuciante lo sentí/mos fue en Agra y Varanasi. Muy bonito el Taj Mahal, ya lo destaco; pero me pareció muy frío, una postal que arquitectónicamente tiene un gran mérito pero que no me transmitió mucho más verla in-situ. Y de Varanasi, el tráfico asiático también nos resulta gracioso, el vía crucis fue patear con la maleta 1h por las callejas. Y me alegro de veras de que os gustase la barca, ojalá hubiese sentido lo mismo. Lo de volver, esta vez no tuve esa sensación; también te digo que lo mismo de lo que te encandilaste es de la cultura asiática, que ésa sí que me entusiasma y que te recomiendo explorar por el sudeste asiático por ejemplo. Ah!, y la arquitectura (Taj Mahal incluido) son todas herencia Persa, seguro que Isfahan te encantaría.

Destinos asiáticos, bucearé en tu blog, si escribes sobre Asia me interesa ;).

Nanu, nos gustó muchoooooo!!! Ja, ja!! Solo que unas veces comulgas con su estilo de vida, y en esta ocasión no lo trago. Y ya sabes que no por ser más o menos duro o pobre (mucha más miseria vi en Bombay, que me gustó más; estas zonas son de las menos pobres), pero no siempre iba a volver diciendo que es la leche. No sé cuál es el sitio que dices, ¿en qué ciudad? Y fíjate que la comida nos ha gustado mucho, probamos mucho y casi todo nos gustó. Muy especiado, pero bastante bien. Ya estamos en la rutina de nuevo… por ahora ;).

“Más vale una vez colorado, que ciento amarillo”

Sabio proverbio ;-)